el Instituto Cervantes en Brasil contrata profesores, ¿de verdad?
Cuando las palabras “Instituto Cervantes” y “Brasil” se juntan en un artículo de El País sabemos que estamos a punto de presenciar un nuevo episodio de falta de compromiso con la información. El ejemplo más reciente es Se busca profesor de español en China y Brasil: razón, el Instituto Cervantes, la entrega más reciente del diario de Madrid en su empeño por vender una moto que no es que nadie quiera comprar sino que nadie se cree ya que exista.
Resulta increíble que se pinte una realidad de color de rosa cuando el Instituto Cervantes está lejos de pasar por un buen momento en Brasil. Al cierre de sus centros en Recife y Curitiba (y otros más que probablemente les seguirán) se une toda una serie de procesos judiciales movidos contra el instituto por antiguos profesores que tuvieron sus derechos laboristas pisoteados durante años (la raíz de esta vulneración de los derechos precede al estallido de la crisis económica) y que ahora han acudido a los tribunales a recuperarlos. Como el Instituto no ve con buenos ojos que uno de sus trabajadores acuda a la justicia para obtener los derechos que el propio instituto le ha negado, todos los que recurrieron a la justicia fueron sumariamente despedidos -incluyendo bellísimos y competentísimos profesionales cuyo único pecado fue no dejarse pisotear por un Instituto que parece creer que las leyes están hechas para los demás-.
Con su vulneración de los derechos de sus trabajadores, menuda contribución a la “Marca España” que está dando el Instituto Cervantes en Brasil.
Como ya vimos en trabajar como profesor de español en Brasil, la realidad del mercado de trabajo brasileño para profesores de español es muy diferente de ese cuento de hadas que lleva pintando El País durante más de una década. Ojo con los cantos de sirena que obedecen a intereses no declarados.
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