Eike Batista, el empresario que muchos soñaban emular
Eike Batista es todo un símbolo del Brasil de la última década. El “self-made man” -aunque menos de lo que parece- era, para muchos, el modelo a ser emulado, el empresario que a base del sudor de su propia frente llegó a aspirar a ser el hombre más rico del mundo.
Solo que las cosas se torcieron, y cómo, en el último par de años, y sobre ello versa el texto que queremos compartir hoy con vosotros. Texto que contiene una pequeña patinada.
No parece casual que el derrumbe del imperio de Batista haya coincidido con las multitudinarias manifestaciones que empezaron para protestar contra el alza del transporte urbano en Sao Paulo, que ha servido como detonante de la indignación de los brasileños con la corrupción, la impunidad, los privilegios de la clase política (un diputado federal cuesta al Estado más de 50.000 euros mensuales) y los enormes gastos –casi 12.000 millones de dólares– en los que ha incurrido el Estado para acoger la copa de la FIFA, además de una cantidad similar para los juegos olímpicos.
No, el derrumbe del imperio Batista precede en muchos meses a las manifestaciones. El 6 de mayo la revista Época ya le dedicaba la portada y un artículo con el título Pobre Eike Batista recogiendo la trayectoria de caída y derrumbe de su imperio. En mayo nadie podía imaginar, ni en el sueño más alucinante, que un aumento en el precio del transporte urbano iba a desencadenar un vendaval en Brasil.
El análisis completo, en castellano, en Eike Batista, la maldición olímpica.
Unos días después El País de Madrid se hace eco también de la caída en desgracia de Batista en El gigante encogió.
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